sábado, 25 de octubre de 2014

Creí ciegamente que la mala vida me llevaría directo a la buena literatura

Ultimadamente



María Montero Zeledón



Juro que estoy aquí por razones de fuerza mayor

Incluso contra mi voluntad

Pero que me obligan las circunstancias de mi vida

Y la paternidad de estos versos.



Declaro que los recitales de poesía

Deberían ingresar al protocolo del trato inhumano a las personas

En primer lugar a las que leen

En segundo a las que escuchan

En tercero a las que se los pierden

Y en último lugar a las que siempre se equivocan de actividad

Y llegan preguntando a qué hora empieza el concierto.



La poesía misma es tan contaminante

Y a la vez tan poco rentable

Que siempre estoy tratando de olvidarla para no dejarla en paz.



Quisiera decir que fui llevada a esos lugares de lectura

Bajo serias amenazas

Pero lo cierto es que ni siquiera fui por dinero

O necesidad

Sino porque las palabras me intoxicaron

Antes de dar el primer paso

Y creí ciegamente

Que la mala vida me llevaría directo a la buena literatura.



Y cada vez que leí en público

Tuve la odiosa sensación

De que a todos nos sobraba ropa y nos faltaba un tubo

Y de que el exceso de luz en la sala

Se debía únicamente a mi falta de honestidad.



Qué daño puede hacerme ya la poesía

Si fue quien me dejó

Sin dios y sin marido

Sin patria ni carrera

Sin el menor interés por la belleza

Que no sea masculina
Sin el menor talento para la codicia

Que no sea la de estar conmigo adonde quiera que voy.



Juro que tengo muchas ganas pero ya no tanto tiempo,

Si no, encantada.

Humildemente, se los digo:

Ya es hora de tomar el camino más corto

Y volver a casa.

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