sábado, 31 de enero de 2015

Y cantamos la derrota

LO QUE CANTAN LAS SIRENAS




JUAN JOSÉ SAER






El país natal
es como el pozo púrpura entre muslos de oro
del que la barba vuelve humedecida. Y ese otro
vicio, el de los viajes, cabalgar
un animal de madera que se sacude
siempre en el mismo punto. Somos
la oscuridad esmeralda, fría y sin ruido,
y cantamos la derrota: no hay vendas
tan hondas que protejan los ojos
de este nuestro tumulto de luz. El coro
llameante boya y recuerda
el desierto de las ciudades, la agonía
de estar sentado y esperar, agregando horas a la noche,
la mañana imposible,
las manos que no aferran nada,
la discordia perpetua del llano y la geometría,
los pájaros que vienen como piedras a morir.
Al trayecto que ya pasó se lo come la niebla
y el pozo del deseo está seco para regar lo que falta.



No están aquí porque llegaron
ni porque busquen ningún lugar
y hay un lugar más grande
en el que están y no saben.



Somos la espuma que murmura, dorada, del abismo mudo.
Nuestra canción canta lo mismo en los oídos que no nos oyen,
nuestros rayos relumbran en los ojos que no nos ven:
años enteros de furia lenta
trabajando contra el momento del amor
y esta no es todavía ni la mitad
del camino.

Una piedra

Macky Corbalán




1



Te di una piedra, fantástica
combinación de brisa, sol
marino, arena y tiempo.
Y creíste que te daba el corazón.

viernes, 30 de enero de 2015

Como sufro y me aburro resulto bastante divertida

La literatura en serio


Como sufro y me aburro resulto bastante divertida,
a veces represento situaciones,
la mujer comprensiva, el hombre triste;
como no tengo sentido de la oportunidad,
puedo interrumpir la mejor escena de amor,
y para que nadie dude de mi inteligencia,
me ocupo de problemas casi ridículos.
Rodeada de gente que espera cosas de la vida
o practica la tragedia,
mis explosiones de júbilo son bastante frecuentes,
y como me regalo horizontes, cucharas que vacían mi corazón,
casi siempre estoy triste,
por eso mi alegría es digna de verse.



Juana Bignozzi.

jueves, 29 de enero de 2015

Enemistada con la vida que ofrecía tanto

TATUAJE I



"No uses pincel de cerda,
ni pelo de conejo;
procura lo más suave: bigote de ratón o cabello
de niño."
Severo Sarduy



Enemistada con la vida
que ofrecía tanto,
vaciada,
dispuesta a reír,
a dar algo
hube de hacer las cosas
trastrocando
girando un escalpelo
mojado en tinta hube
de limar
punzar
un dibujo
expresionista.
Si la espalda fuera más condescendiente,
si mi enojo con la vida
fuera más liviano... por qué hube
de elegir un estilo
tan antiguo, un dibujo
tan dolido y
raro



martes, 20 de enero de 2015

Por mis siglos sumisos de pronto altaneros

MUJEREMA




YOLANDA BLANCO





Yo, Yolanda
                    creada
                              nacida mujer
De pie sobre este incierto ochenta y tantos
Yo, insulsa
                    pueril mujer
Dicha el macho castrado
el ser de cabellos largos
                                        e ideas cortas

Oculta de rosa
                    de núbil doncella
                    de hembra tesoro de mi corazón
                    para febricitantes campeones
En cuarentena
                              paria
                                        ilegal de la familia
Ciudadana de segunda
                                                  burócrata sin rango
De repente sortaria de un voto sin boca
A destajo
                    trabajadora proletaria
                    en pleno subdesarrollo.

Yo entonces
                              levantándome mujer
le pido prestado al mono su organillo
y balbuceo:

Doy las gracias por mi sexo
por la luna que rige las mareas mías
por esa sangre mensual vuelta mis hijos
por la apremiante vindicativa de lerdos
vilipendiosos códigos
por mis siglos sumisos de pronto altaneros
por las costumbres sociales que algún día
me devolverán el día

Porque son distintos
                                        pene      clítoris
                                        falopios      epidídimos
porque son lo mismo
                                        retinas      aortas
                                        cisuras de Silvio
                                        adrenalinas
                                        metatarsos      metacarpios

por mi barriga
mis callos
por cada uno de mis vellos
por trepar cuesta abajo
                                            soñando
                                                    y
                                      dando con el mazo.


martes, 13 de enero de 2015

Ese oro que la alquimia había buscado tanto

La lluvia de verano 



Yves Bonnefoy





El más querido y no por eso
Menos cruel
De todos nuestros recuerdos, la lluvia de verano
Repentina, breve.
Salíamos, y era estar
En otro mundo
Nuestras bocas se embriagaban
Del olor de la hierba
Tierra
El manto de la lluvia se extendía sobre ti.
Aquello era como el seno
Que hubiese soñado un pintor.
***
Y de pronto en el cielo
Percibíamos
Ese oro que la alquimia
Había buscado tanto.
Lo tocábamos, brillante
Sobre las ramas bajas,
De aquello amábamos el gusto
Del agua, sobre nuestros labios.
Y cuando recogíamos
Ramas y hojas secas
Ese humo al final de la tarde, brusco, ese fuego,
Era también el oro.



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lunes, 12 de enero de 2015

Nos dijeron que había mucha menstruación

MÁQUINA DE LAVAR PRESENTA SU PRIMER LIBRO

Chicas que saben que lo suyo no es agenda sino ideología

Con un proyecto iniciado hace cinco años, este colectivo formado por seis escritoras que hilan textos en los que se abordan temáticas diversas planta bandera en la escena poética con su primer libro, bautizado La pija de Hegel.

Chicas que saben que lo suyo no es agenda sino ideología
Seis por seis - Presenciar una de sus lecturas es una experiencia estimulante: en vivo transmiten una energía única - Foto: hernán mombelli
Es inusual encontrar la obra de escritores que se agrupan en un bloque para construir una experiencia de escritura colectiva. Cuando esos experimentos se concretan el texto es alimentado, en general, por cuatro manos. Pero en el caso de Máquina de lavar la suma de voces alcanza a seis mujeres, de entre 20 y 40 años, para formar un coro que oscila entre la exposición de la vulnerabilidad y la belicosidad femenina. Eso es algo de lo que se puede leer en La pija de Hegel, un grupo de ideas diversas, y en avance, sobre lo femenino, el impulso de formar una familia, de ocupar un lugar en una estructura familiar, de acceder a una casa y demás. 
Entre los muchos slogans de energía que se pueden encontrar en el libro van algunos como ejemplo: "ahí extraña el box verbal con su ex", "si como comida que engorda la elijo bien/ estoy tipo coraza, empanada party", "tengo lo necesario para el que me pase por adelante, hombre o animal", "Cuando tengo plata entro en un ritmo adornado", "un hombre te dice sos mitad, algo exacto", y una serie de versos de calibre similar.
Máquina de lavar está formada por Marina Mariasch, Josefina Bianchi, Noelia Vera, Flor Monfort, Marina Gersberg y Majo Moiron, todas con obra propia y a la vez recitadoras de este proyecto. Presenciar una de sus lecturas es una experiencia estimulante: en vivo transmiten una energía que puede provocar risa, reflexión y cierta inquietud. 
"Leer en público consiste de por sí en un acto performático. Si bien la prioridad siempre es el texto, nos dimos cuenta de que el hecho de que hubiera seis mujeres en un escenario provocaba algo por lo menos diferente de cuando hay una sola persona leyendo con su libro o sus papeles. En una lectura nos dijeron que había mucha menstruación, cuando es un tema que se nombra elípticamente en uno o dos poemas. Fuimos haciéndonos cargo de esa incomodidad que se genera sin que tampoco se convierta en algo teatral. Trabajamos con Vivi Tellas, introdujimos algún elemento disruptivo en nuestras lecturas (un cuchillo, una soga, una manzana), pero no siempre. Lo más performático que hicimos fue en el evento Bellos Jueves en el MNBA. Ahí elegimos una sala que tiene una de las obras más importantes del Museo, La ninfa Sorprendida de Manet, y otras pinturas de mujeres. Las pensamos como modelo vivo, tratamos de hacerlas pasar de objeto a sujeto."
"Quizás lo que resulte provocativo es que no jerarquizamos los usos del lenguaje. Las palabras (Hegel, pija) pueden resultar provocativas en la mezcla. Ese formato resuena tanto en nuestros textos como en las voces que se escuchan en la calle o en los medios, ciertas formas, también propias de las tecnologías, son elecciones estéticas, apuestas a la forma. Hay lenguaje publicitario, emoticones, lírica y citas de textos formales al lado de neologismos o formaciones coloquiales. Quizá de ese trabajo es que se genera el efecto de provocación, pero en el fondo es sólo poesía, la poesía que nos interesa, inquieta, conmueve, provoca." 
Con el libro como materialización del proyecto, y las lecturas en distintos ciclos y eventos, la bandera de Máquina de lavar flamea en la escena poética actual. Una de las preguntas posibles sería sobre el futuro del grupo: "El futuro está en construcción. Nosotras seguimos pensando y escribiendo. Nuestras lecturas combinan lo teórico y lo literario en ambas medidas. Para el libro que estamos trabajando leímos otros manifiestos y textos feministas. Desde los más conocidos, como Vindicación de los derechos de la mujer, de Mary Wollstonecraft, que es de 1792, hasta el SCUM, casi gracioso, de Valerie Solanas, pasando por Butler, Paglia e Illouz. O el manifiesto de la mujer futurista de Valentine de Saint-Point, que aunque aboga por más virilidad, tiene partes muy desafiantes. Pensamos la escritura colectiva no como un fin en sí mismo, sino como dispositivo de producción que potencia ideas y poéticas." 
Al tratarse de un proyecto de yuxtaposición de voces (además de escribir los textos en conjunto la edición se hace, también, en conjunto) la cuestión de las influencias se multiplica y abarca no sólo a las experiencias literarias, sino a grupos con agendas de diversos alcances: "Si bien trabajamos juntas desde hace cinco años, estamos en pleno desarrollo. Aunque hay experiencias de escrituras a cuatro manos, como cuando Bioy y Silvina escribieron Los que aman odian, o los experimentos de las vanguardias, no pensamos en esos modelos en el momento en que surgió Máquina. Fue espontáneo, como una locomotora que se pone en marcha. Después sí, empezamos a pensarnos reflejadas en otros grupos, no necesariamente de escritura, sino de militancia o de arte. Por ejemplo los grupos de concienciación de los '70 como Safo, en el que podían convivir una persona de clase alta como María Luisa Bemberg con Sara Torres, amiga de Néstor Perlongher, y que integraban el FLH (Frente de Liberación Homosexual), primera agrupación nacional en la lucha por los derechos de la diversidad sexual." 
"También están en nuestro horizonte las Bay Biscuits, un grupo del under de los '80 argentino, que pensaban lo sexy desde un traje de empanada, o las Breederes, que hacen versiones deformes y son gemelas. Otro referente teórico es el grupo Acéphale, fundado por Bataille, Klossowsky y Masson, y cuyas publicaciones respondían a la idea de una discusión con la época a través de una aventura acéfala a partir de la escritura, 'un profundo deseo de cohesión que se eleva sobre las oposiciones, los aislamientos, las rivalidades de la vida diaria', esa es la definición que dan de un grupo humano que se representa a sí mismo. Y nos cuadra bien."
Con claves de humor, planteos sobre el consumismo, los vínculos, sumados a versos en los que se alude a la temática de género (se manifiesta tanto en textos como en '¿Qué es un varón?', en los que se le hace una auditoría a cierta clase de hombre, como en otros versos del libro "ya nadie se acuerda de Marita"), desde diferentes perspectivas, en el avance de la lectura puede surgir la idea de un frente de escritura que tiene, también, una agenda política: "Muchos de los planteos de décadas pasadas siguen teniendo actualidad. Incluso cuando por momentos el feminismo parece tener mala prensa, como si no persistieran desigualdades en la vida cotidiana misma. Ejemplos como que se adjetive con 'muy minita', 'conchuda' o 'malcogida' y demás significantes aplicables sólo al género femenino, son un índice de que algo sigue igual a pesar de los logros conseguidos. Los estereotipos de cualquier clase son una condena, son roles estancos. Este sistema se sostiene porque hay una base de consenso cultural, del que formamos parte también las propias mujeres, el segregacionismo entre mujeres, los mandatos de la sociedad machista reproduciéndose en el seno del propio género. ¿Por qué no vamos a leer a Katherine Mansfield, por nombrar cualquier autor, desde una perspectiva de género, si eso atraviesa nuestra subjetividad? Lo nuestro no es una agenda sino una ideología." «



Tomado de http://tiempo.infonews.com/nota/142349/chicas-que-saben-que-lo-suyo-no-es-agenda-sino-ideologia

Vocecitas tímidas que no podemos situar

GRILLOS


Margaret Atwood



Septiembre. Brota el áster. Florece la uva silvestre
diminuta y amarga,
el índigo sabor de invierno
ya germina en su vientre.

Los grillos han tomado la casa,
han entrado, buscan el calor.
Penetran, con sigilo, dentro del horno,
se cuelan tras la nevera,
realizan incursiones por el suelo,
mientras cantan el uno al otro:
Aquí, aquí, aquí.

Los pisamos, sin querer,
o los recogemos por docenas,
docenas de negras conciencias que se retuercen,
y los soltamos detrás de la puerta.

No tienen nada de comer.
No en nuestra casa. Ya no hay cosechas o graneros,
solo sillas y mesas.
Nos hemos vuelto demasiado ricos.
Dentro, se morirían de hambre.
Tic, tic, tic, dicen, con miedo
de congelarse. Debajo de la escoba
su negra armadura cruje.

La hormiga y el saltamontes tienen
su lugar en nuestros bestiarios:
la primera atesora riqueza, el segundo
gasta. Estamos en el término medio: aprobamos a
la hormiga (lo dice la razón); amamos
al saltamontes (el corazón);
emulamos a los dos: ¿por qué elegir?
si podemos acopiar y jugar.

Pero los grillos han sufrido
nuestra censura.No tenemos
grillos en nuestros hogares. No tenemos hogares.
No obstante, nos despiertan
en las frías noches,
vocecitas tímidas que no podemos situar,
relojitos haciendo tictac,
relojes baratos, pequeños recuerdos de lata:
tic, tic, tic;
en algún lugar de las sábanas,
en los muelles, en la oreja,
aquellas hordas de muertos famélicos
regresan siempre, igual que nuestro pulso.



En La puerta

viernes, 9 de enero de 2015

Capricho de un demiurgo otoñal

Carcaj: Vislumbres / Mercedes RofféPDFImprimirE-Mail
   
VII
 
  
     Ya que el hombre padece por no haber 
     asistido a su propia creación. 
     Y a la creación de todo el universo conocido y desconocido…
     María Zambrano
     
    

     quién la Creación crearía
     sin menester
     de algo en que contemplar
     un espacio / tiempo incierto
     iluminado
    
     gnosis o hybris
    
     fugacidad
     acaso
     adivinada
     en los pliegues del día
    
     permanencia
    
XIV
    
     un puente extendido
     de una sílaba a otra
    
     él
     tú
     ella
     no son todas las personas
    
     huellas quizás
     de una antigua asamblea
     reunida
     en honor
     de
    
     una grieta
     en el seno de lo dicho
    
     lo callado
    
     un atajo
     anudando
     la ilusión con su espejo
    
    
XV
     
     en sueños
     contempla la maniobra
     incierta
     de algo / alguien
     más allá de lo humano
     o aún por serlo
    
     saltimbanqui
     transitando
     de puntillas
     esa cuerda dudosa
     de lo real a lo irreal
    
     no es que dude
    
     es que derrama
     desde lo alto
     una tinta salobre
     —esquirlas
     de lo azul alboreado
     herido
     de púrpura
     vitrificado
    
     pero volvamos
     al soñador
     del sueño
     en su apaciguado relente
   
     ¿lo empujará?
     ¿lo hará caer?
     ¿hacia qué lado?
    
     ¿acaso hay lado
     posible
     en el fortuito
     territorio del sueño?
    
     y sin embargo
     cae
     el equilibrista
    
     no el soñador
    
     ni pájaro ni dios ni hombre
     o aún por serlo
    
    
XXI
    
     La diligencia del mago atiende
     a aquello que se corresponde:
     la niebla con los muros
     los cuerpos con los barcos
     el tatuaje en el bíceps del aventurero
         / con un cántico herido
     o una urna
    
     Oscuras son las formas
     de la semejanza
    
     qué es aquí y qué es ahora
     vibra
         quizás
     en un eterno sueño suspendido
     quizás
     en un vertiginoso devenir
    
     fugacidad y permanencia
     también
     se corresponden
     mutuamente
     se mecen
     cada cual a un extremo
     de la vara
     de luz
     que el presti-
     digitador
     sostiene
     en la punta de sus dedos
    
     su acierto
     su prestige
    
    
XXXV
    
     como trazados por los dedos de la fiebre
     estos bosques
             estas
     arboledas rojizas
     conjuran un rumor
             de hielos
     inmolándose en lo oscuro
    
     capricho de un demiurgo otoñal
     —viejo vencido—
     errática y
     suntuosa y
     mágica
     pesadilla
     —quién la crearía—
    
     un volcán invertido
     tragándose a sí mismo
    
     un tiempo ensangrentado
     devorando a sus hijos
    
     como un perro
    
     y después
         después de todo
     (después del verde tierno de la hierba fresca y
         húmeda
     -         —quiero decir-—)
     ¿dónde el venero
                 del mundo? ¿dónde
     su animoso final?
    
     ¿dónde
             la certera batuta
     que marcará otro comienzo?
    
     
XXXVIII
    
     con las rodillas hincadas
     en la arena
     ofrenda pájaros
     que se cierran sobre sí
     azules
     como senos
    
     lunas morosas, niebla
     renuente
     a la desnudez de la playa,
     al vacilante fulgor
     extremo
     de las catedrales
    
     el galardón acecha tras la escena
     donde perder es ganar
     y ganar, hacerse
     con el último
     jirón de la tarde





Tomado de http://luvina.com.mx/foros/index.php?option=com_content&task=view&id=1585&Itemid=60

miércoles, 7 de enero de 2015

Pisé el palito y me enamoré

Zamba de los días


El lunes te conocí,
el martes me ilusioné,
el miércoles no dormía
pensando en volverte a ver.
El miércoles no dormía
pensando sólo en volverte a ver.

El jueves me arrepentí
del entusiasmo de ayer,
el viernes me propusiste
y yo, como oír llover,
y el sábado nos dijimos
“adiós, adiós, que te vaya bien”.

Fíjense qué manera
de perder el tiempo,
día tras mes.
Paso una semana entera,
pero años pasaron diez,
hasta que un domingo de primavera
pisé el palito y me enamoré.


El lunes te respondí
en el suelo con el pie,
el martes nunca te embarques,
por eso no me embarqué.
El martes nunca te embarques,
por eso mismo no me embarqué.

El miércoles lo perdí
cambiando de parecer.
El jueves te di la mano
y el viernes te la quité,
y el sábado nos dijimos
“adiós, adiós, qué te vaya bien”.

Sábana y mantel

Sabana Y Mantel




María Elena Walsh




(Guajira)


Sábana y mantel.
Sábana y mantel.
Son trapos de ser humano
si humano lo dejan ser.
Sencilla gala de pobre
y no lujo de burgués
que se puede tener mucho
pero no tener con quién.
Sábana y mantel.
Sábana y mantel.
El hijo de la intemperie
los teje más de una vez
y puede con hoja verde
adornar su desnudez.
Salvaje quien duerme avaro
y mata el hambre de pie.
Sábana y mantel.
Sábana y mantel.
No te los dan en la cárcel
y por más que te los den
en el destierro no suelen
aliviar sueño ni sed
porque no saben la historia
escrita sobre tu piel.
Sábana y mantel.
Sábana y mantel.
Uno manchado de vino
que señal de gozo es
y la otra humedecida
con rocío de querer
que no le falten a nadie
en este mundo tan cruel.
Sábana y mantel.
Sábana y mantel.

martes, 6 de enero de 2015

Tu perra vieja no está más

ladro qué

Luciana Mellado


una perra vieja es también el esternón que suena
todo quebrado
rac
pero no somos vallejo
y hay una sola lengua
en este solo cuerpo
quién lejos viene
ahora viene cerca
al mismo pozo donde entierro
el dolor
tu perra vieja no está más
para tus ojos
para la yema de tus dedos
para la sombra de la parra
no llorés vos
que no terminás de nacer ni de morir
no llorés
porque no puedo tampoco salir
de estas dos rejas
una cárcel
una lengua materna
y una perra vieja
ladro
ladro porque no sé hablar
ladro porque no puedo encontrarme
me perdí
no sé hablar corro troto corro
lloro digo pero no sé ladrar
esa reja
esa lengua
para adentro
soy una reprimida gramatical
soy una reprimida ortográfica
Bamos Bety
Bamos que llegás a casa
acá estoy yo dónde
quién está qué
volvé
volvé perra
te necesito
y no me pican las manos
no me pican
bolbé
bolbé para que ladremos juntas





Animales pequeños, 2014

sábado, 3 de enero de 2015

Una animalidad expresiva que es al mismo tiempo una expresividad animal

El ojo de las distancias en "Cantos de la gaviota cocinera" de Graciela Cros. 1 de 3


1.
El libro Cantos de la gaviota cocinera de la poeta argentina Graciela Cros fue editado en Madrid, por Amargord Ediciones, en 2013. Se trata de una antología que compila textos poéticos procedentes de distintos libros que abarcan una vasta producción de más de veinte años, desde Pares Partes de 1985, hasta Mansilla de 2010, e incluye como cierre el texto ensayístico “Escribir poesía en la Patagonia. La senda del coirón: ¿reflexión o metáfora?” que fuera leído por la autora en las ciudades de Madrid y Barcelona, en diciembre de 2012. [1]


Cantos de la gaviota cocinera precipita desde su título una poderosa imagen del juego de lenguaje que propone. El umbral del texto advierte sobre una animalidad expresiva que es al mismo tiempo una expresividad animal. Esta pequeña ave, que parece doméstica pero no lo es, que parece domesticada pero no lo está, forma su mirada y su graznido a través de la experiencia del vuelo y la distancia. Guarda marcas de un lugar, la Patagonia, y de un modo de habitarlo, en movimiento; pero el Sur no se impone como cartografía, ya que, como observa lúcidamente Concha García en el prólogo,“es un territorio que no está configurado por la poeta como país ni como nación” (7).

Graciela Cros nació en Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, en 1945, y escogió vivir en la Patagonia argentina a partir de los años 70. Esta región, como ámbito de creación electivo, deviene en su domicilio existencial y lugar de enunciación. Pero sus coordenadas no componen los barrotes de una jaula pintoresca del decir literario, sino, por el contrario, se disponen bajo el estricto trazado de una geografía de invención poética.

El rechazo por el regionalismo, con sus tipificaciones localistas y teatralizaciones for export, se observa en dos planos complementarios. Por un
lado, aparece como explícita objeción conceptual. Esto se observa, por ejemplo, en los textos críticos como la conferencia inicialmente aludida o la charla que bajo el título “Identidad y territorio” diera la escritora el 19 de agosto de 2007, en el marco del XXV Encuentro de Escritores Patagónicos de Puerto Madryn, cuando identificó y llamó a desobedecer la “ley del coirón” como parte de una legislación discursiva fuertemente reproductiva y tipificante del imaginario regional en la literatura patagónica.[2] Por otro lado, se manifiesta como implícita impugnación literaria. Esto ocurre
cuando en sus poemas apela a procedimientos, sintagmas y giros expresivos que hacen evidente el carácter artificial y artificioso de ciertas representaciones de la Patagonia. A través de la ironía, por ejemplo, desnuda la naturaleza arbitraria del locus regionalista, así como su vínculo con otros discursos tipificantes como los producidos para el consumo turístico. [3]

El siguiente poema de Cros ejemplifica con claridad meridiana lo antedicho:

13.

Soy un Lemon Pie que otros comen con deleite. Un Bay Biscuit una Vainilla
un Brownie. Una masa quebradiza una mixtura. Soy un Hojaldre Pampeano un
Pastelito Criollo un Bizcochito de Grasa para el mate del gaucho. Soy un
Producto Regional. Un souvenir Made in Patagonia FOR EXPORT (90).

En el mencionado Encuentro de Escritores Patagónicos, la autora manifestó su desconfianza por la perspectiva territorial como clave de lectura de las prácticas poéticas.  Al respecto sostuvo:

No me quiero extender ni detener en la palabra territorio. Prefiero salteármela, si me lo permiten. Me parece una palabra potencialmente más peligrosa que otras, en tanto se puede fabricar  mucha demagogia a su alrededor. La siento más cerca de la política, de la geo-política, de los límites, las fronteras, los nacionalismos, regionalismos, cuestiones que nada tienen que ver con la poesía, este “lugar sin límites”, para tomar el título de la gran obra de José Donoso.

Tal vez porque a esta altura de mi vida, lejos ya del natural dogmatismo de los veinte años, y entrando ya a la edad de la franqueza, como dice la escritora P. D. James en su libro de memorias, he llegado a comprender que territorio puede ser, sencillamente, lo que está debajo de mis pies. Prefiero, si me lo permiten, utilizar la palabra patria (Cros, 2007).

Y la patria de un escritor, continúa Cros, es su lengua. En su planteo, la lengua es el espacio donde se desarrollan las pertenencias, arraigos y desplazamientos primordiales de la escritura, espacio que no le ofrece al poeta la comodidad de un ejido sino el desalojo y la intemperie, la extrañeza y la extranjería, temas y perspectivas que nutren ostensiblemente esta antología seleccionada por la propia autora.


Notas

[1] La conferencia con que se cierra la antología Cantos de la gaviota cocinera (2013) fue leída por Graciela Cros en Casa América Madrid y Casa América Catalunya, en las ciudades de Madrid y Barcelona, los días 11 y 14 de diciembre de 2012, respectivamente.

[2] Lo que según Graciela Cros la “ley del coirón” exige y el llamado a su desobediencia critica no es la presencia de una naturaleza regional en la literatura, sino un uso estereotipado y obligatorio del paisaje vuelto determinación. Cfr. Mellado, Luciana A. “El iceberg de Hemingway: lo no dicho que todo lo sostiene. Entrevista a Graciela Cros”, en Argus-a. Vol. III Edición Nº 12. Abril 2014. 

[3] En la literatura de Cros se hace patente la diferencia entre literatura regionalista y literatura regional tal como desarrolla esta distinción Pedro Luis Barcia en “Hacia un concepto de la literatura regional”, donde advierte que mientras la literatura regionalista supone una exasperación de lo regional hasta la hipertrofia, con la teatralización de un pintoresquismo exigido, la literatura regional “se apoya en las materias regionales para encarnar la expresión personal del autor y proyectar una dimensión universal a los temas de la obra” (42) y “es el nombre verdadero de la literatura porque toda obra es regional, nace en un tiempo, en un lugar, en una región. Ahonda en el suelo del hombre y con ello se universaliza” (43). 



** El texto que comparto por este medio, dividido en tres partes, recupera imágenes de una reseña inicial que hice de la obra y reproduce la versión leída en las “V Jornadas del Norte Argentino de Estudios Literarios y Lingüísticos”, realizadas en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy, en San Salvador de Jujuy, el 11 de septiembre de 2014.




El ojo de las distancias en Cantos de la gaviota cocinera de Graciela Cros. 2 de 3

 
2.  

El libro Cordelia en Guatemala, algunos de cuyos poemas aparecen compilados en el libro,es quizás el que mejor ejemplifica la idea de una extranjería doble procedente de la lengua y del género, reconocida en posición liminal y subalterna en ambos casos. Cordelia habla, pronuncia y fuma 21 lenguas aborígenes. Construye desde la extranjería múltiple su lenguaje, y en relación con él se construye a sí misma. El poema “La palabra que es mía” (73-4), cuyas últimas seis estrofas reproducimos, alumbran este sentido conjuntamente trascendental y performativo de la lengua:

LA MUERTE ME VISITA
PORQUE SOY

EXTRANJERA

PORQUE AÚN

NO DIGO

MI PALABRA


Aquí
donde no soy quién era
no soy más que un nombre, un sonido


Escuchen

suena
así: Cor - de - lia


Aquí donde no soy quien era
no soy más que una idea, un concepto

Escuchen
suena
así: Cor - de - lia


Desde este más allá en el que soy
la extranjera
debo hacer mi más acá
reunir astillas, briznas de Cordelia

¿Esto
 me ha sido dado
 o soy yo quien lo crea?

Trizada la ilusión de la transparencia del lenguaje, la búsqueda de la palabra propia es la búsqueda de la propia existencia en un intento de reunir las partes separadas por el signo lingüístico, con su arbitrariedad, su insuficiencia y violencia nominativa. Cordelia, al igual que Cros, se interroga y es interpelada por un yo no evidente que desbarata un modo de organizar lo real, su representación y los efectos de ese vínculo, a la vez que reconoce el poder creador y transformador del lenguaje humano.

Los poemas proponen diferentes universos poéticos y referenciales, pero comparten la puesta en discurso de imágenes vinculadas al género como espacio de disputas políticas, a veces groseras y otras veces sutiles. “Soy una dama que escupe en la calle” (p.88) dice el contundente verso inicial del poema “Cantos de la gaviota cocinera”, texto cuyo título replica el del libro y brinda profusas figuras de autor. [1]
Una dama que escupe en la calle incorpora una para-doxa, una contra-dicción en el imaginario social dominante y en su legislación cotidiana del comportamiento femenino.

El malestar que provoca también lo experimenta esta mujer, que duerme mal, no por la calidad del lecho o la escoliosis, según aclara en este mismo poema, sino por “este mal de volverse y revolverse en busca de un lugar verdadero. Una Posición Propia” (88). La gramática lingüística y social que Cros conjuga declina en femenino, y esa declinación es incómoda e incomoda. Incomoda, por ejemplo, la voz poética que describe, en el poema “Primera comunión”, el recuerdo de un abuso sexual infantil, no desde el discurso condenatorio del mundo adulto, sino desde la mirada de la niña que experimenta, además del miedo, la vergüenza y culpa crecientes, el silencio como forzada complicidad. “(É)se/será/nuestro/secreto” son las palabras del tío con que finaliza este texto que, además de tocar un tema tabú, hace evidente el lenguaje del poder y el poder del lenguaje.    

“Una mujer que piensa duerme con monstruos” dice un verso de Adrienne Rich, poeta norteamericana que insiste con esta imagen en el poema “Planetarium”, inspirado en la astrónoma Caroline Herschel. Esta idea describe con exquisita precisión una gran zona de la poesía de Cros donde las actividades intelectuales de las mujeres cobran protagonismo, especialmente en torno a las prácticas de lectura y escritura que permiten trazados intertextuales de una amplia y rica enciclopedia literaria.


Cantos de la gaviota cocinera ofrece varias ramificaciones de genealogías familiares y textuales que trazan una matria formada por hermanas y madres literarias, de carne ficticia o real, Emma y Plath, Cordelia y Vilariño, Mrs. Parker y Bishop, entre tantas otras. Las afiliaciones sugeridas son nervaduras que dibujan un nombre propio, cuyo acento en el género es ineludible.

Notas

[1] Utilizo el término figuras de autor en el sentido desarrollado por María Teresa Gramuglio, quien señala que los escritores generalmente construyen, en sus textos, figuras de escritor que “suelen condensar, a veces oscuramente, a veces de manera más o menos explícita y aún programática, imágenes que son proyecciones, autoimágenes, y también anti-imágenes o contrafiguras de sí mismos” (37). En Gramuglio, María Teresa (1992) “La
construcción de la imagen”. La escritura argentina. Universidad Nacional del Litoral: Ed. de la Cortada,  37-64.


** El texto que comparto por este medio, dividido en tres partes, recupera imágenes de una reseña inicial que hice de la obra y reproduce la versión leída en las “V Jornadas del Norte Argentino de Estudios Literarios y Lingüísticos”, realizadas en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy, en San Salvador de Jujuy, el 11 de septiembre de 2014.




El ojo de las distancias en Cantos de la gaviota cocinera de Graciela Cros. 3 de 3



3.                  

Cantos de la gaviota cocinera instala el protagonismo de la mujer y cuestiona el disciplinamiento de la “incesante geisha” que promueve el imaginario discursivo y social dominante. El poema VI de la serie “Geishas” (36-7) es claramente un llamado a la liberación femenina, emancipación que involucra la renuncia a un orden y rol prestablecidos y un empoderamiento del propio deseo:[1]


Sin fuerzas ya
la geisha obediente
se esconde a dormir
entre las altas hierbas
y no puede.


Esos trabajos
que te impones, le digo.

Esos esfuerzos
que haces
por el placer ajeno,
no te dejan soñar.

Terminan
con tus aves.

Dan razón
a la muerte


Vuélvete ya
contra ti misma

Rompe con el mandato:

Prende fuego a tu traje.

El texto esboza un horizonte de alusiones a la sumisión (su-misión) de la mujer y cuestiona una imaginería cuyos mandatos, tematizados de distinto modo a lo largo de esta antología, atañen a una gramática social normalizadora del cuerpo femenino y también de su discurso. Hay formas del decir validadas y formas del decir descalificadas para las mujeres. En este sentido, la escritura de Cros se torna significativa como ejercicio de resistencia. Los procedimientos que utiliza, la fragmentación, el tramado polifónico, el pastiche, el uso abrupto o discontinuo de mayúsculas, entre otros, operan como marcas de una escritura indócil y desobediente. Cros sabe, lo sabe su poesía, que el poder, siempre legión, se infiltra en el lenguaje que nunca es neutral ni universal.[2]
Donde crece la semejanza, ella cosecha la diferencia.

En la poesía de Cros no hay escisión posible entre el cuerpo y el conocimiento, entre el cuerpo y la poesía. Por eso, en el poema “La poesía no es una declaración jurada”, la poeta reconoce que su poesía “es mejor que la de algunos hombres”, pero debe “mandarla a la tintorería /a que le quiten las manchas de menstruación” (28). Esa sangre, justamente, es indicio de una diferencia y un detalle, algo fuera de lugar donde se desplaza el sentido.

En el cuento “Las reglas del juego” de la escritora Pía Barros, se le advierte a un personaje como respuesta a su menarquía: "Niña, desde hoy tendrá
que ocultar sus impudicias”. Ese ocultamiento del despojo, de lo inconveniente, es combatido en la poesía de Graciela Cros en escenas imperfectas en las que exhibe las cicatrices de una poesía que la “hace quedar mal. /Es agresiva. Es contradictoria” (29), en una literatura que “ama el riesgo”, “se niega a ser adorno”, “miente porque miente la vida” y “sufre desilusión” (29). La poesía de Cros empuja a los lectores a subir al árbol y a desear el aliento del animal salvaje que ha trepado con ellos. Nadie sale ileso del ritmo estricto de esta poeta que no se embelesa con el follaje que será hojarasca en el invierno. [3]

Juan Carlos Moisés, otro gran poeta patagónico, afirma que un poeta es “un ojo que mira”, “un ojo deforme”. Ambas imágenes encajan perfectamente con la propuesta de esta antología cuyo universo poético, magistralmente narrado en varias ocasiones, se despliega como ejercicio de la mirada, como desplazamiento de un ver que oscila entre lo inmenso y lo pequeño, el detalle y la desmesura. Todo se integra bajo versiones que escenifican la distancia, la cercanía doliente, lo lejano. [4] Y aunque Graciela Cros toque “palabras a través de una tela” (90), en cada verso lo real se vuelve denso, y el ojo que mira se abalanza sobre la piel profunda del sentido.

La poesía de Cros ofrece la ebullición de los interrogantes que no se enfrían con la quietud de una resolución. De hecho, tal como ella afirma, su poesía “está llena de preguntas y no encuentra respuestas” (29). Celebra su doble y persistente extranjería en cada interrogante. Se trata de “una dama acostumbrada a vivir entre Extraños” (91). Por esa extranjería resiste la traducción de los signos y sus opacidades a una lengua franca, y entrega con insistencia, siempre ectópica,  el resuello que media entre la boca que come y la que habla. Su poesía ensancha la grieta que hace visible la norma social como construcción y entonces toda escena es imperfecta, pero es escena de nuestra libertad.


Notas

[1] Bajo el título “Geishas” aparece una serie de poemas (pp. 35-43) seleccionados de los que originalmente se publicaron en el libro Urca,
Editorial Libros de Tierra Firme, Bs. As., 1999.

[2] Nelly Richard explica que “lo neutro de la lengua, su aparente indiferencia a las diferencias, enmascara el operativo de haber universalizado a la fuerza lo masculino como representante absoluto del género humano” (739). En Richard, Nelly. “Feminismo, experiencia y representación”. Revista Iberoamericana. Vol. LXII, Núms. 176-177, Julio-Diciembre 1996; 733-744.

[3] Cfr. el poema “Querer es lo que hacen los cuerpos” (66).

[4] “[C]erca es dolor” se lee en un verso de “Boston – Castex”; y  “Soy una dama que oscila entre la Implicación y la Distancia” en el apartado 26 del poema “Cantos de la gaviota cocinera”.

Bibliografía

Barcia, Luis Pedro. “Hacia un concepto de la literatura regional”. En Videla de Rivero, Gloria y Castellino, Marta Elena (comps.) Literatura de las regiones argentinas, UNCUyo, Mendoza, 2014.

Cros, Graciela. Cantos de la gaviota cocinera. Ediciones Amargord, Madrid, 2013.

Gramuglio, María Teresa (1992) “La construcción de la imagen”. La escritura argentina.Universidad Nacional del Litoral: Ed. de la Cortada,  37-64.

Mellado, Luciana A. “El iceberg de Hemingway: lo no dicho que todo lo sostiene. Entrevista a Graciela Cros”, en Argus-a. Vol. III Edición
Nº 12. Abril 2014. 

Richard, Nelly “Feminismo, experiencia y representación”. En Revista Iberoamericana. Vol. LXII, Núms. 176-177, Julio-Diciembre 1996; 733-744